La obra 'Cabeza de turco' (1985), del periodista alemán Günter Wallraff tiene plena vigencia sobre la sistemática explotación germánica a quienes se han visto obligados a emigrar a dicho pais.
En este caso hablo de nuestra juventud que con sus titulaciones bajo el brazo han emigrado a Alemania y han acabado de pinche de cocina o limpiando wáteres por sueldos de auténtica miseria. Esta es una cuestión espinosa que contradice a nuestros políticos y a nuestra diplomacia en general, sobre los sueldos y los cargos que se prometían. Una cuestión que contradice igualmente las palabras de la señora Merkel cuando en su visita a España dijo aquello de que la economía alemana iba muy bien y que se precisaban especialistas a los que su pais estaría encantado de acoger.
Ahora resulta que estamos ante las desgarradoras experiencias que esos mismos jóvenes licenciados denuncian, inmersos en una red de explotación laboral que no está desmereciendo a lo relatado por Günter Wallraff en su novela y que tantas enemistades le granjeó en su país.
LUIS ENRIQUE VEIGA. (A CORUÑA)
LA REGIÓN
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