“Lo conocí en 1967 en La Habana, me habían invitado. Y me lo encuentro una noche; él estaba tomando ron y escuchando a unas cantantes de boleros. Me preguntó sobre mí. Yo acababa de publicar un libro de cuentos y él me pidió un ejemplar, sin conocerme de nada.
Fue una experiencia subir con él hasta el piso 22 a buscar mi libro; me hizo pensar que de verdad le interesaba lo que escribíamos los jóvenes en Argentina, si se molestaba en salir del bar y acompañarme”, recordó Ricardo Piglia en nuestra conversación. A continuación, la segunda parte de ese diálogo. (LEER TODO)
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios que contengan insultos o falten al respeto debido a cualquier persona o institución, no serán publicados.