La gente normal se hartó de la usura y, poco a poco, oficina a oficina, pueblo a pueblo, país a país, fue retirando sus ahorros de todos los bancos y cajas. Las grandes empresas financieras quebraron una detrás de otra, mientras los gobiernos se desgañitaban pidiendo “cordura” a los ciudadanos. Se cayó completo el castillo de naipes y las calles se llenaron de carteristas con corbatas desvaídas. En los caminos se apostaron bandas de asaltantes trajeados con retales. De nuevo trataron de hacerse con el dinero ajeno, pero actuando, ahora sí, como ladrones decentes.
Publicado el 26/11/2010 en HIPERBREVES
No hay comentarios:
Publicar un comentario
Los comentarios que contengan insultos o falten al respeto debido a cualquier persona o institución, no serán publicados.