Alberto duerme en la entrada de una tienda de regalos de la calle Riego de Agua de A Coruña. Desde hace días compartía el espacio con una mujer «que se le acopló», apuntaban vecinos de la zona. Cuando se levantó ayer la mujer estaba inmóvil: había fallecido.
El dueño de la tienda se encontró con el cadáver cuando iba abrir el local. Entre su clientela están los turistas que llegan en los trasatlánticos y ayer había decenas de ellos procedentes del Oceana, que atracó con 2.200 pasajeros. Muchos de ellos tuvieron que pasar de largo, aunque mirando con curiosidad.
Tanto desde el Ayuntamiento coruñés como desde entidades que trabajan con este colectivo calculan que cada noche duermen en las calles unas 50 personas. Juan Chas es el presidente de Federación de Asociaciones de Vecinos Salvador de Madariaga mostró la «consternación y tristeza por la noticia» entre los vecinos.
Reconocía que si bien algunos indigentes que ocupaban los bajos del Teatro Rosalía, ubicado frente del lugar donde apareció la mujer muerta, habían causado problemas, la mayor parte acaban «digamos que integrados, la gente les conoce». Chas considera que es necesario un mayor apoyo municipal «para evitar que una persona muera sola en la calle».
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