
En los últimos 10 años, el conjunto de países del subcontinente, fue favorecido por la alta demanda de materias primas, sobre todo de China. La condición de exportadores de commodities permitió un relativo crecimiento y, en general, las tasas de pobreza y desempleo mejoraron, como ocurrió en Brasil, aunque los problemas sociales estructurales estén más presentes que nunca (la región cuenta, incluso, con 167 millones de personas por debajo de la línea de pobreza). Incluso así, en el 2011, Venezuela fue a contramano de ese proceso y tuvo un aumento del 1.7% en el índice de pobreza y del 1% en la tasa de indigentes.

La verdad es que, por detrás del discurso pretendidamente revolucionario del chavismo, se esconde una política económica que, en sí, no difiere mucho de los gobiernos anteriores. Es totalmente dependiente de la exportación de petróleo (representa el 90% de las exportaciones venezolanas y algo como el 30% del PBI), continúa acoplado y pagando al día la deuda externa (que pasó del 14% del PBI, en el 2008, al 30%, en el 2010) y con una de las más altas tasas de inflación del mundo que, en el 2012, cerró en el 20% y que alcanza de forma dramática a los más pobres. Como si eso no bastase, la violencia urbana explotó en los últimos años.
Por detrás de esa situación, que continua afligiendo al pueblo Venezuela, está un sistema que permanece beneficiando a las grandes empresas y al imperialismo.CONTINUARÁ EL PROXIMO SABADO
Publicado en CORREO INTERNACIONAL
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